Vi este libro en una vidriera de la calle Rivadavia y supuse que era una mera recopilación de artículos de algún periodista joven o de algún joven puesto a periodista, lo que me pareció bastante peor (deben reconocer que la portada del libro nos da esa sensación de manera casi inevitable).
Un par de días después y por absoluta casualidad, cae en mis manos un ejemplar de la revista Noticias en donde se publicaba un resumen del capítulo cinco del libro (capítulo que trata el tema de las relaciones Vaticano-EE.UU. o, más puntualmente, Benedicto XVI-George W. Bush). Entonces decidí comprar el libro y ver qué más traía consigo.
Y bien, luego de tres días de lectura (462 páginas) no puedo menos que recomendar fervientemente Nadie vio Matrix, aún cuando tenga algunas reservas al respecto. ¿Y por qué recomendarlo fervientemente, entonces? Pues porque aún si no estamos de acuerdo con todos los puntos que Graziano expone (o, como en mi caso, más que con los puntos expuestos mis reservas corren más por el lado del “cómo” fueron expuestas), el libro es un buen punto de partida para iniciar una investigación propia, es un buen punto de partida para discutir y, sobre todo, es un muy buen punto de partida para pensar; eso que tanta falta hace en estos días de cultura light y pseudopensamiento predigerido.
Algunas de las preguntas que Graziano trata en su libro son: ¿Qué es lo que en realidad ocurrió el 11 de septiembre de 2001? ¿Qué intereses económicos determinaron el atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid? ¿Por qué era necesario derribar el partido de Aznar? ¿Cuál es la escandalosa verdad que se oculta tras los atentados del 7 y 21 de julio de 2005 en Londres? y muchas otras tanto o más interesantes que éstas.
Anímense y léanlo. Hasta podemos abrir un blog sólo para discutir cada uno de estos temas.