Friday, March 11, 2005

Buster Keaton.

Image hosted by Photobucket.comEl otro día, revolviendo DVD's en una rebaja encontré una colección de viejas películas en blanco y negro; la mayoría de ellas películas de ciencia ficción de los 50's, películas clase B que, debo reconocer, producen en mí una extraña fascinación. Entre los títulos que me llevé a casa figuran cosas como "Creature from the Haunted Sea"; "Atom Age Vampire"; "Warning from Space" y otras de igual calaña. Pero también encontré un DVD que contiene cuatro capítulos de los ya olvidados Keystone Cops Festival y cuatro clásicos del inolvidable Buster Keaton: "The Blacksmith", "The Boat", "The Paleface" y "Daydreams".
La verdad es que disfruté de esos cuatro capítulos como hacía mucho tiempo no disfrutaba de una comedia. Desde la pantalla me hicieron retroceder algunas décadas, a una época en que uno podía reírse inocentemente de una sencilla caída o sorprenderse con un increíble acto de coordinación, acto que muy pocas estrellas de hoy en día se atreverían a realizar. No hay que olvidar que Keaton, además de escribir los guiones, producir, dirigir y actuar también realizaba todas las escenas, aún las más riesgosas. Los efectos especiales existían, pero eran muy limitados y complicados.
Es de notar la escuela que Buster Keaton creó; muchos de los gags que después se verían en otras cintas o -especialmente- en dibujos animados, fueron invención de Keaton. El ritmo que imprimía a sus cortas historias (alrededor de quince minutos cada una) puede decirse que es muy actual, a veces enlanzando los chistes de tal manera que el final de uno es el comienzo del siguiente.
La sencillez de un clásico, el encanto del viejo blanco y negro, y un hombre cuyo cuerpo hiperactivo contrasta con una fuerte inexpresividad facial, pero quien con ello logra arrancarnos una carcajada sincera y sí, es cierto, pero no vergonzoso, casi infantil.

Saturday, March 05, 2005

Side one.

Image hosted by Photobucket.comHay en la experimentación un encanto y algunos hallazgos que hacen de ésta forma de encarar las cosas una de las más bellas y ricas disciplinas. (*) Adrian Belew es alguien a quien improvisar le gusta tanto como andar a la búsqueda de nuevos sonidos y de nuevas formas de arrancarles nuevas notas a su guitarra (vean, si no, cualquier concierto de King Crimson, en donde Belew constantemente está forzando físicamente su instrumento hasta límites increíbles).
Side One es la primera parte de una trilogía en donde el bueno de Adrian se dará el gusto de -precisamente- hacer lo que le venga en gana. Ya en esta edición llamó a su lado a otro gran experimentador: Les Claypool (Primus) en bajo y a Danny Carey (Tool) en batería.
El resultado no es sorprendente si uno ha escuchado a King Crimson antes. Hay muchos sonidos que parecen sacados de anteriores sesiones o directamnete sampleados. la mayor diferencia se encuentra en la batería, Pat Mastelotto hubiera "llenado" un poco más el ambiente, cosa que se extraña un poco cuando la/s guitarra/s quedan en un "loop" por cierto tiempo. De todos modos el dúo sónico que logran Belew-Claypool bien vale la pena. Hay muchas capas de sonido que producen combinaciones y texturas interesantísimas.
Side One no es un disco fácil, quien no esté un poco acostumbrado a este tipo particular de composición tendrá cierta dificultad para comprender lo que está pasando; pero quien no tenga prejuicios a la hora de acercarse a su equipo de sonido podrá disfrutar de un disco apto para escuchar muchas, muchas veces.
La única contra que le encuentro es la duración: 33 minutos. en esta época en que un CD puede contener más de una hora de música tener que pagar casi 20 dólares por media hora de música es excesivo.



(*) Cuando hablo de "ésta forma de encarar las cosas" con respecto a la experimentación, me refiero al sentido que le da S. Stokanovich en su libro "Fair Play".
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...