Wednesday, November 24, 2004

Real Gone.

Un disco de Tom Waits es siempre muchas cosas: una felicidad, una sorpresa, una sonrisa, una lectura. Real Gone está bien fresquito, de hecho, creo que no tiene más de un mes. Y bueno, la verdad es que no hay mucho para decir, solo hay que escucharlo o, como hago yo, escucharlo y reescucharlo una y otra vez.
Real Gone es un poco más sólido que Blood Money, el anterior disco de Waits, (que fue editado en el 2002 y que, dicho sea de paso, junto a Blue Valentines es uno de mis discos favoritos de éste músico); pero cuando me refiero a sólido hablo de una mayor homogeneidad en el estilo de las canciones que lo componen. Blood Money es más jugado, más creativo quizás; pero esa variedad le da una consistencia más débil.
En Real Gone hay un par de canciones en donde Waits juega con ritmos latinos, pero siempre dentro de un esquema de blues clásico. Generalmente esto Tom Waits lo hacía con la percusión, cosa que aquí también hace, lo que da una pauta de lo que son las canciones de este disco: percusión extraña (minimalista, sincopada a veces, con variedad de instrumentos -incluso en alguna ocasión es la propia voz de Waits la que hace las veces de percusión, al mejor estilo Bobby McFerrin o como en "Medula" de Bjork), guitarras semi distorsionadas, y la voz de Tom Waits que rara vez baja a algunos tonos puros; generalmente se mantiene en esos tonos graves y roncos que tan bien quedan en sus canciones más rítmicas.
Un punto en contra: Aunque el diseño de tapa y el arte en general me gusta bastante (las letras negras están en relieve, como si hubiesen sido creadas salpicando el papel con óleo o alguna pintura similar), la información es confusa. En la contratapa figuran catorce canciones nombradas con solo un nombre; en el libro hay quince letras de canciones, aquí con el nombre completo; el disco en sí tiene en realidad dieciseis pistas; en la información de los músicos que intervinieron an cada grabación solo figuran nueve canciones y, para terminar de complicar las cosas, el orden en la contratapa, en el libro y en el disco no es el mismo. En definitiva: El disco es genial, pero es complicado saber qué canción se está escuchando y dónde está la letra.
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